‘El paramilitarismo fue el Estado’:
Angel Alirio Moreno, Presidente del PIN.
Foto: tomada de Vanguardia.com
El
nombre del movimiento ‘Convergencia Ciudadana’ (conocido como PIN desde 2009)
reaparece por estos días en Santander.
Vallas que anuncian un “renacer
claro y transparente” ‘adornan’ el paisaje, una cuña radial informa la
reagrupación de Convergencia. El Presidente del PIN, Angel Alirio Moreno, defiende
la súbita resurrección de este nombre que cuenta con un reprochable pasado
judicial, insignia de la parapolítica.
Manolo Azuero: Usted
hasta hace poco fue gerente de Televisión ciudadana en Bucaramanga ¿Qué lo
desvela más? ¿El periodismo o la política?
Angel
Alirio Moreno: Las dos cosas, es una combinación bonita. Desde que uno ejerza
el periodismo garantizando equilibrio, y la política con transparencia y
pulcritud.
M.A: ¿Cómo ser
gerente de un medio informativo y a la vez presidente de un partido político?
Compleja dualidad
A.M:
Pude hacerlo porque identifiqué las dos labores. En el canal me aparté de mi
condición política, fui una persona abierta a todos los sectores. Se le dio
espacio a todos, incluso para que criticaran nuestro propio Partido, y se le
quitó esa imagen de que era un canal político.
M.A: Es difícil no
pensar que Televisión Ciudadana es la trinchera del PIN en los medios de
comunicación locales.
A.M:
Puede ser la trinchera editorial pero no la informativa. En mi gestión hubo
absoluta libertad y garantía para todos los sectores. Podríamos decir que es una
trinchera ideológica y filosófica pero no para la promoción electoral.
M.A: ¿Cuál es la
filosofía del PIN?
A.M:
Primero el desarrollo de la sociedad, y a partir del desarrollo de la sociedad,
el desarrollo del ser humano dentro de la sociedad. Y como tal, la satisfacción
de las necesidades materiales del ser humano, para que en sociedad pueda ser
feliz.
M.A: Reaparece el
nombre de Convergencia Ciudadana en Santander. ¿Regresa el PIN a su ‘empaque’
original?
A.M:
Hay una propuesta de retroceder para jugarnos al futuro, repasar en los errores
del pasado para no volverlos a cometer y comenzar de nuevo. Entendiendo que
casi todas las organizaciones políticas avanzaron en lo que hemos llamado, y
las izquierdas llaman, la combinación de las formas de lucha. Se apartaron de
las ideologías políticas y se convirtieron solamente en instrumento de búsqueda
de poder. La filosofía del Estado se volvió un unísono de trompetas que
convocaban a la paz a través de la confrontación armada, y de combatir por la
vía de las armas a la insurgencia. Eso rayó en prácticas no adecuadas, la
perversidad del Estado permitió prácticas atroces contra la insurgencia y todos
los que pensaran distinto a la seguridad democrática. Pienso que eso debe formar
parte del pasado, y que las organizaciones políticas deben comprometerse, la
nuestra más, en avanzar en el propósito de fortalecer la democracia en Colombia.
M.A: ¿Cuántas
vallas de Convergencia Ciudadana hay en Santander hoy? ¿Quién las pago?
A.M:
12 vallas, el pago corresponde al Partido y a sus aliados.
M.A: ¿Será este un
país sin memoria?
A.M:
No. Este es un país con memoria, empezando por nosotros, por reconocer cosas
del pasado, errores que cometieron las instituciones y sus dirigentes, errores en
lo que debemos reparar, y para ello tenemos que basarnos en la memoria
histórica.
M.A: ¿Y usted cree
que un elector con memoria volvería a marcar un voto por Convergencia
ciudadana?
A.M:
Si el elector es usted, con quien tengo diferencias importantes, es como
pedirle a un Liberal de la década de los 50 que votara por el Partido
Conservador. Colombia ha vivido una confrontación histórica liderada por un
establecimiento fantasma. Ese fantasma se ha mantenido allí desde los 50, también
en los últimos 10 años, y a nosotros nos cargó un catalogo de sindicaciones.
Pero nosotros no participamos de prácticas atroces, fue el Estado colombiano. Nosotros
sí hicimos política en los sectores donde hubo presencia de la insurgencia y
los paramilitares. Y yo siento que ese aparato paramilitar que luego hizo
alianzas individuales con actores políticos fue inventando por ese mismo
establecimiento fantasma. Hoy sólo gracias a la presión internacional, que no
quiere más guerra en este suelo colombiano, rico en biodiversidad, minería y
agua, que puede prestarle una serie de servicios al mundo, se le abre espacio a
la paz. Aparece esa posibilidad de renacer, de volver a hablar de temas de los
que hablamos hace muchos años. Nosotros nacimos como organización política a partir
de la Constitución de 1991, de sectores que querían hacer la paz en Colombia;
EPL, M-19, sindicalistas; una génesis que tiene un compromiso en la búsqueda de
una sociedad diferente.
M.A: Más allá de la
aspiración por la paz, y de las condiciones ‘naturales’ de Colombia, en los últimos
años exmilitantes de Convergencia Ciudadana han sido condenados por nexos con
grupos al margen de la Ley. Entre esas su máximo líder, Luis Alberto Gil, y
otros como Oscar Josué Reyes, Luis Eduardo Vives, Juan Carlos Martinez, Alfonso
Riaño, Rafael Castillo, Nelson Naranjo.
A.M:
Ahí la memoria hay que extendérsela a todos los Partidos. Luis Alberto Gil es
un sacrificado de las formas de lucha electoral, él quiere que su caso lo
conozca la comisión interamericana de derechos humanos, eso se debe respetar.
Alfonso Riaño hizo política en sectores del magdalena medio, precisamente donde
germinó la semilla del paramilitarismo en Colombia, eso tendrá que ser motivo
de análisis, no sólo desde el punto de vista judicial sino desde el punto de
vista sociopolítico. Los otros sindicados, por ejemplo el Señor Naranjo, quien
aceptó los cargos, hizo parte de Convergencia pero en la Ley de transfuguismo
fue aceptado en el Partido Liberal. Luego el umbral ético se transgredió aquí y
allá. El Doctor Oscar Reyes fue candidato al Congreso en el 2006 por
Convergencia Ciudadana y en la Ley de transfuguismo se va al Partido
Conservador. Lo que le quiero decir es que no es a una sola organización a la
que se le tiene que hacer esas imputaciones. Si usted revisa, tal vez el
Partido con menos condenados es el nuestro.
M.A: Yo estoy
hablando es con el Presidente del PIN, que propone que Convergencia Ciudadana
regrese, y por eso le pregunto por los militantes de ese movimiento. Si estuviera
frente a Simón Gaviria hablaría de los Liberales. En ese sentido, es un hecho
que los cuatro senadores de Convergencia que alcanzaron la mayor votación por
el Partido en 2006 terminaron condenados por nexos con paramilitares.
A.M:
¿Cuáles?
M.A: Luis Alberto
Gil, Juan Carlos Martinez, Luis Eduardo Vives, Oscar Josué Reyes.
Mmmm
M.A: Convergencia
fue un símbolo de la parapolítica.
A.M: No fue
Convergencia, fue la política en Colombia, el ejercicio de la actividad
política, que se dejó permear de ese fenómeno. No fue una sola organización,
está comprobado que no. Hoy la Corporación Arcoíris nos da la razón. Para las
elecciones pasadas, y le hablo como Presidente del PIN, yo adopté todas las
recomendaciones de las organizaciones internacionales para blindar al partido de
candidatos que tuvieran vínculos con algún sector de la ilegalidad. Y si usted
observa el informe de Arcoíris, hoy nosotros salimos bien librados frente a los
Partidos de la Unidad Nacional. Allí se colaron un sinnúmero de candidatos
cuestionados. No se trata entonces de que para no dejarnos avanzar, siempre se
señalen las sindicaciones, porque así no hubiesen podido avanzar nunca el
Partido Liberal o el Conservador luego de la estela de violencia en los
primeros 50 años del siglo pasado.
M.A: Las faltas que
cometieron el resto de Partidos, no excusan las de su organización.
A.M: Por supuesto
que no. Lo que yo digo es que usted en un salón de clase, en donde el 50% de
los alumnos son indisciplinados y hacen copia, no puede coger a uno solo y
mostrarlo ante la sociedad cómo el único que hace copia. Porque eso tampoco es
ético y eso es lo que ha querido hacer el establecimiento colombiano con
nosotros. Y le repito, ante todo, debe haber un análisis sociopolítico sobre el
comportamiento electoral en zonas donde hubo presencia de las autodefensas y de
la insurgencia. Hay que mirar las circunstancias que movieron las relaciones
con esos grupos. Mirar si los políticos
establecieron relaciones y se reunieron con los paramilitares por un estado de
necesidad, pues ellos habían suplantado al Estado, eran en el Estado. Segundo
si acudieron a esas relaciones por coacción, porque las autodefensas obligaron
a la gente. Y tercero mirar, y este es el evento que se debe penalizar, si lo
hicieron por voluntad. En el caso de Convergencia, no se tuvo en cuenta que por
ejemplo, las autodefensas habían declarado a nuestros militantes objetivo
militar. Y esta una circunstancia de coacción. Ahora creo que es el momento, no
de mirar atrás, sino de avanzar hacia un Estado garantista que le brinde
seguridad a sus ciudadanos y donde la administración de justicia tenga la
capacidad de investigar cuando sus ciudadanos están siendo coaccionados o
perseguidos.
M.A: ¿No le resulta
legitimo que a la sociedad civil le genere animadversión el nombre de
Convergencia ciudadana?
A.M:
No le genera animadversión Manolo. Es a un sector de los medios de comunicación
que obedecen al poder económico en Colombia, pero no a la sociedad. No le creo
a usted cuando me dice que la sociedad civil nos rechaza, mire usted los
resultados electorales que reflejan el afecto y el respaldo de la gente por
nosotros. No es la sociedad, es la actitud perversa de los dueños del capital y
del poder económico y el irrespeto por parte de medios de comunicación a los
que les hago un llamado de reconciliación. Debemos abandonar las posturas
odiosas y la descalificación.
M.A: Si la gente
vuelve a votar por Convergencia Ciudadanía masivamente, me temo que la
conclusión podría ser que el colombiano es un elector poco exigente con su
clase dirigente.
Yo
creo que es una posición supremamente personal, pero con el respeto que usted
se merece, esta sesgada por los medios de comunicación.
M.A: Y por la
justicia….
De
acuerdo a usted se tendrían que acabar todos los Partidos ¿Por qué cual es el
pulcro? Pero ese no es el tema. El tema es que hay que permitir que las
organizaciones políticas participemos y persuadamos con los argumentos y la
retorica a la sociedad.
Excelente entrevista. Muy bien formuladas las preguntas, especialmente cuando el entrevistado trató de estigmatizar al entrevistador aduciendo antagonismo ideológico. Válido afirmar que no es bueno que quien ha violado los criterios éticos tenga una nueva oportunidad, pero igualmente válido que ese es el costo que debe pagar la sociedad para lograr un democracia en paz. Con estos casos, es cuando uno se pregunta si estamos preparados para que nuestros hijos sean amigos de los hijos del que secuestra, del que mina campos o del que ajusticia con su propia mano. En mi caso, no lo estoy. Por ello, creo que fracasará el actual proceso de paz, pues nadie ha preguntado si los colombianos estamos preparados para convivir con los otros, sólo han preguntado si queremos paz, y la respuesta es obvia, pero la primera pregunta, la fundamental, sigue sin respuesta.
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