Manolo Azuero
En medio de las fiestas decembrinas, cuando el Señor Alcalde estaba a pocas horas de inaugurar la obra del Maestro Botero en el Parque San Pio, le comente que dicha inversión podría ser válida solo si hacia parte de una gran apuesta por la cultura. Lo que no sabía en dicho momento es que dicha “apuesta” ya expiro y que para la administración Fernando Vargas el tema de la cultura no es prioritario, y algunos espacios y proyectos que podrían ser motores de la política pública cultural han sido olvidados por su administración.
Es tal la incompetencia de los funcionarios que están gestionando el patrimonio público con relación a la cultura, incluido el Alcalde, que el municipio tiene un activo improductivo valorado por lo menos en 2800 millones de pesos. Propiedad municipal que ha generado un daño fiscal incalculable (lucro cesante), costos de administración por casi 500 millones, y al cual se le invirtieron alrededor de mil millones pesos a finales del año 2007 para convertirlo en una gran mediateca o biblioteca virtual, términos que hoy hacen parte del diccionario de utopías al que nos ha querido acostumbrar la actual administración municipal.
Un gran elefante blanco, un local de 800 mts en el tercer piso del Centro Comercial Acrópolis el cual después de la millonaria inversión del anterior Alcalde ha estado abandonado durante toda la administración de Fernando Vargas Mendoza. El periodo de tiempo, en cual dicho local ha estado en manos del burgomaestre de 66% de favorabilidad (me declaro disidente de la precepción Bumanguesa), ha servido para que se caiga parte del techo, y la puerta de entrada siga cerrada a estudiantes y ciudadanos que por la falta de eficiencia administrativa no han podido contar con nuevos espacios para sumergirse en el mundo de la lectura y la educación virtual.
La cultura es un tema serio, así lo dijo la Ministra de Cultura en una entrevista a la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo. Soy esclavo de las palabras de Mariana Garcés. Es un tema que requiere de un compromiso real por parte del estado como “facilitador de los procesos culturales”. No es un rubro en el presupuesto para contentar artistas, no es una migaja para cumplir la ley, tampoco una escultura para celebrar el cumpleaños de la ciudad, ni muchos menos una entidad de la cosa pública para saldar cuotas políticas y robarle guiños a X o Y concejal.
La gestión cultural debe ser asumida con el mayor compromiso. Es imperdonable que un espacio con el potencial del hoy elefante blanco no funcione como un conducto para facilitar los procesos culturales que suceden en la comunidades y por lo tanto, por falta de buena administración, maltrate el erario, generando solo costos y no utilidades para la ciudad. *Hablemos: manoloazuero@hotmail.com. Marchemos en defensa del agua.
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