Manolo Azuero
Revisar el discurso de la actual administración municipal, es similar a recorrer los pasillos de ventas en una feria: La más bella, el mejor, la más grande, el único, el inigualable, la histórica. Un sofisma a lo Bumangués, un intento de ciudad global y competitiva del que me aparto no por pesimista, sino por realista y optimista. Optimista, porque dudo seriamente que hayamos llegado a tal nivel de bobería como para no aceptar que estamos viviendo en una ciudad en plena decadencia que requiere de cambios radicales en la gestión pública. Y lo anterior no lo digo por capricho sino por la firme convicción de que lo público nos concierne a todos y maltratar su valor resulta inaceptable. Maltrato escandaloso que ni la ilustre visita del Maestro Botero, ni el puente atirantado, ni el reconocimiento del BID, alcanzan a justificar.
Afortunadamente la Gorda de Botero no ve ni escucha la cotidianidad de la ciudad de los parques. De lo contrario alzaría vuelo para esconderse de tanto escándalo. No creo que la “Mujer de pie desnuda” se aguante el millonario fanatismo mariachi, los turbulentos contratos de alumbrado público, el circo de las fundaciones contratistas, y muchos menos los inconcebibles sobrecostos en la contratación del Instituto de Salud de Bucaramanga ISABU, que algún Concejal quiso debatir en medio del silencio de sus colegas.
Sobrecostos inexplicables que ha dejado correr el ISABU y castigan el erario municipal. Una “Jeringa Carpula” que el instituto de salud de los Bumangueses despacha a los centros de atención por un valor de $57,420 pesos, se cotiza en tres empresas distintas de la ciudad a un valor (sumando sobrecostos de contratación pública) que oscila entre los 24 mil y 34 mil pesos. En otras palabras por cada Jeringa adquirida por el ISABU se castiga el patrimonio público con más de 20 mil pesos, un gasto exagerado e inútil, que encarece el sistema de salud pública municipal y limita su capacidad de prestar el mejor servicio. Situación que se repite en varios elementos que curiosamente el Instituto adquiere a precios superiores que los reales, inclusive millones por encima.
Sin embargo el escándalo no para allí. Según “el papel” el ISABU adquirió lámparas de fotocurado de última tecnología valoradas en 4, 200,000 pesos. Equipos que en el papel se quedaron, ya que a los centros de salud fueron a parar otras lámparas de menor valor a las facturadas. Es decir “gato por liebre” nos metieron a los Bumangueses que seguimos tan tranquilos mientras toda clase de atropellos se cometen en contra de los recursos públicos.
En fin, cualquiera diría que fue de tontos gastar más de lo necesario, pero yo si no creo a nadie tan inútil, e insisto que es urgente que el señor Alcalde investigue si hay enemigos agazapados o transacciones indebidas dentro de la administración pública contrarias al bien común. Estamos en veeduría, hablemos:manoloazuero@hotmail.com
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